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Reyes – Melajim

Enero 20, 2020
Libro de Reyes dones proféticos

Primer Libro de Reyes: El Primer Libro de Reyes fue escrito probablemente entre los años 560 y 540 antes de Jesucristo. Se atribuye su escritura al profeta Jeremías.

El libro da continuidad a los temas que se desarrollan en los libros primero y segundo de Samuel, al seguir relatando la historia de la monarquía todavía unida bajo el mando de David que en su ancianidad avanzada, próximo a morir, nombra como sucesor a Salomón, bajo cuyo gobierno el reino alcanza su máximo esplendor.

En las ediciones bíblicas de “los 70” y en “la Vulgata” se conoce como Libro Tercero.

Pertenece a los libros históricos de la Biblia.

Segundo Libro de Reyes: Como su título indica da continuidad a los temas que recoge el Primer Libro de Reyes y es la antesala para los “Libros de las Crónicas”, que le suceden.

En las versiones antiguas de la Biblia como la Vulgata y la de Los 70 recibe el nombre de Cuarto Libro de los Reyes, ya que los Libros I y II de Samuel son considerados I y II de Reyes. En la Biblia Judía es anterior al libro de Isaías.

Pertenece al Antiguo Testamento y clasifica dentro de los libros históricos.

Fue escrito a mediados del Siglo V antes de Jesucristo y según el Talmud fue escrito por el profeta Jeremías ya que no alude la actividad de este profeta, ni menciona su nombre aunque recoge meticulosamente lo que Elías, Eliseo, Isaías y otros profetas hicieron para los reyes y el pueblo en esta época en la que Jeremías tuvo estrecha relación con los acontecimientos de los últimos años. Se considera que él no creyó adecuado relatar lo que había expuesto en su profecía.

Fue escrito en hebreo, lengua en la que se denomina Melakhim, es decir, Reyes.

Contenido

Primer Libro de Reyes Cuenta como durante el reinado de Salomón las fronteras llegan a una extensión jamás igualadas y enfatiza como la sabiduría y riquezas de Salomón se hacen famosas en el mundo de entonces. Recoge como Salomón, primer gran constructor israelita, levanta palacios y sitios de recreo y su obra maestra: el Templo de Jerusalén.

El escritor reconoce las grandes obras de Salomón pero también menciona su debilidad por las mujeres y su condescendencia con la idolatría a causa de estas, refleja la culminación de su reinado, y como le sobreviene la decadencia que desemboca en la gran tragedia nacional del reino dividido.

Cuenta brevemente la expedición egipcia contra Israel (1Reyes 14:25-28), y relata el robo del Templo de Jerusalén por parte del Faraón que se adueña de los escudos hechos para el rey Salomón y no hace referencia a la importante batalla de Qarqar (853 a. C.).

El relato mantiene un paralelo entre los sucesos de uno y otro reino: el del norte que retiene el nombre tradicional de Israel y el del sur que asume el de Judá, su tribu principal.

A la luz de la narración, es el reino del norte el que más se aparta de del camino de Dios. En el sur reyes piadosos alternan con monarcas impíos.

En II de Reyes se da continuidad a la historia de los reinos de Judá e Israel, inmediatamente después de la muerte de Salomón (929 a. C.) y hasta la caída de Samaria (722 a. C.) y de Jerusalén (587 a. C.).

Hace un esbozo genealógico de Judá e Israel, señala el alejamiento de Dios de Jeroboam y el culto al becerro de oro, describe las continuas guerras entre los reyes subsiguientes de Israel y de Judá hasta Ajab y los esfuerzos de Elías de devolver a Dios la gente descarriada por Ajab, narra las destructivas alianzas entre la casa de Ajab y la casa de David, los milagros, profecías, y actividad de Eliseo, la destrucción de la raza de los Ajab por Jehú, el fallido intento de Atalía de destruir la casa de David, la línea posterior de reyes contemporáneos de Judá e Israel hasta el final del último reino y las causas de su caída.

La parte final trata de la historia del reino de Judá después de Exequias y de cómo fue liberado del poder de los asirios, de su complicidad presuntuosa con los babilonios, que dio lugar a la cautividad babilónica y al exilio.

Relata acerca del reinado de Manasés, cuyos pecados iniciaron la ruina de Judá, habla acerca del restaurador del Templo: Josías, quien renovó la alianza con Dios luchando contra la idolatría y de los últimos reyes hasta la destrucción de Jerusalén por los babilonios. Finaliza con la liberación del rey Joaquín de su encarcelamiento.

El narrador juzga la conducta de cada rey, trata más ampliamente la historia de los reyes que fomentaron o que trajeron la religión a un estado floreciente (como Salomón, Ezequías, Josías), o que, por el contrario, le habían hecho un gran daño (Jeroboam I, Ajab y Joram); y por lo tanto relata especialmente qué hicieron los profetas para traer de vuelta a los reyes y al pueblo a la observancia de las leyes de religión y para animarlos.

Breve Resumen

El Priemer Libro de Reyes comienza con Salomón y termina con Elías. Salomón, como su padre, tenía debilidad por las mujeres y aunque comenzó orando por sabiduría y construyendo un templo a Dios su acumulación de muchas esposas lo condujo a adorar a sus ídolos y alejarlo de Dios.

Después de su muerte, Israel fue gobernado por una serie de reyes impíos e idólatras, entre los cuales sobresalieron Acáb y Jezabel, quienes llevaron a gran escala la adoración a Baal en el pueblo de Dios.

El profeta Elías desafiando a los sacerdotes idólatras de Baal, en el Monte Carmelo, trata de devolver la primacía a Jehová y lo consigue por intermedio de este, lo que irrita a la reina Jezabel quien ordena su muerte. Elías se esconde en el desierto y pide a Dios que le deje morir pero Dios salva su vida enviándole comida y le habla en un “suave murmullo,” que anima al profeta y lo prepara para la obra que le espera.

El segundo libro de Reyes inicia con el final del ministerio profético de Elías y el comienzo del ministerio de Eliseo, su discípulo y sucesor.

En su primera parte abarca la historia del reino dividido, hasta la caída del reino del norte en 721 a.C. (caps. 1-17) La segunda parte consigna el resto de la historia del reino de Judá, hasta la caída de Jerusalén en 586 a.C., la deportación a Babilonia, la emigración en masa a Egipto y la transformación de Judá en provincia babilónica con Gedalías como gobernador(caps. 18-25). Estos ultimos sucesos producen en la historia israelita uno de sus más trascendentales cambios de rumbo.

Referencias Proféticas

El templo de Jerusalén, edificado por Salomón, donde el Espíritu Santo habitaría en el lugar Santísimo, prefigura a los creyentes en Cristo en los cuales reside el Espíritu Santo como el templo mismo del Dios vivo. “.. vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.” (2 Corintios 6:16).

Dios permitió a Elías hacer cosas milagrosas a fin de que probara que realmente era un hombre de Dios. Resucitó de la muerte al hijo de la viuda de Sarepta causando que ella exclamara – “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.”

La obra del profeta Elías es un anticipo de lo que sería la obra del Mesías y de los Apóstoles recogidas en el Nuevo Testamento, quienes a través del poder de Dios levantaron de entre los muertos a Lázaro, al hijo de la viuda de Naín, a la hija de Jairo, a Dorcas, y a Eútico.

Jesús utiliza los pasajes de la viuda de Sarepta en el Primer Libro de Reyes y de Naamán en el Segundo Libro de Reyes para ilustrar la gran compasión de Dios hacia los pobres, los débiles, los oprimidos, los recaudadores de impuestos, los samaritanos , los gentiles y al retomar los ejemplos de una viuda pobre y un leproso, Jesús se mostró como el gran médico que cura y ministra a los que más necesitan de su gracia sin excluir a nadie. ( Efesios 3:1-6 ).

Varios de los milagros de Eliseo anuncian los que Jesús mismo llevaría a cabo: Levantó el hijo de la mujer sunamita ( 2 Reyes 4:34-35 ), sanó a Naamán de la lepra ( 2 Reyes 5:1-19 ), y multiplicó los panes para alimentar a un centenar de personas con algún sobrante ( 2 Reyes 4:42 -44 ).

Mensaje

El libro refleja una situación de constantes cambios en la que aparecen profetas para reconvenir al pueblo y a los gobernantes cuando caen en la apostasía y llamarlos a rendir culto y obedecer al verdadero y único Dios dejando como lección para los creyentes que la prosperidad personal y nacional dependen de la lealtad a Dios y que la idolatría y la desobediencia traen consigo siempre el desastre.

La experiencia de Elías, que vence a 850 profetas de Baal en el Monte Carmelo, con la ayuda de Dios, es una valiosa lección acerca del increíble poder de Jehová. La presencia de Dios junto a Elías como el suave murmullo que lo animó en el desierto es la confirmación de su fidelidad y la validación de su promesa de no desamparar jamás a los que en Él confían.

El Segundo Libro de los Reyes tiene un mensaje fundamental acerca de la existencia de un solo Dios y un solo Templo. Los profetas advierten al pueblo sobre el cercano juicio de Dios y lo llama a un arrepentimiento oportuno. Tres temas son prominentes: En primer lugar, el Señor juzga a su pueblo cuando desobedece y acepta la idolatría. En segundo lugar, la palabra de los profetas de Dios se cumple porque es palabra del Señor. En tercer lugar, el Señor es fiel y recuerda sus promesas y a pesar de la desobediencia del pueblo y de los reyes no trajo la total destrucción a la familia de David.

Confirma que Dios odia el pecado y no permitirá que continúe indefinidamente porque un padre amoroso corrige a sus hijos para su beneficio y para demostrar que en realidad pertenecen a él. Su Palabra es digna de confianza y siempre dice la verdad.

La fidelidad de Dios a su pueblo nunca falla y tiene piedad de todos porque Él no hace “acepción de personas” ( Hechos 10:34 ).